Los romanos eran un pueblo muy preocupado por las condiciones de vida de sus ciudadanos. Como todas las ciudades antiguas, Roma se construyó cerca de un suministro de agua: a orillas del río Tíber. Los romanos se preocuparon en investigar la mejor manera de aprovechar el agua y fueron capaces de construir un sistema de suministro de agua para la ciudad y una sistema de evacuación de aguas residuales de la misma.
Los acueductos
Los acueductos eran canales de piedra que servían para canalizar el agua hasta las ciudades. La mayoría de ellos eran subterráneos, aunque algunos tramos necesitaban estar expuestos al exterior por las características del terreno. Cuando los acueductos eran externos, se construían con un sistema de arcos. Observa la siguiente imagen para entenderlo mejor:
¿Ves que el acueducto es casi todo subterráneo y en algunos tramos exterior?
Fíjate que el acueducto está construido desde el origen (donde está el agua, puede ser un río, lago...) hasta la ciudad.
Puedes ver este vídeo para ver una explicación más detallada de su funcionamiento:
El alcantarillado
El alcantarillado servía para transportar el agua residual y de las lluvias (conocidas también como "aguas negras") fuera de las ciudades. De este modo se evitaban malos olores y falta de higiene.
El sistema de alcantarillado se construía bajo de las calzadas. Eran galerías abovedadas, construidas en piedra, como la que puede verse en la imagen de la derecha. Estas galerías, conocidas como cloacas, recogían por un sistema de cañerías (normalmente de cerámica) las aguas negras de toda la ciudad, incluidas las de los edificios públicos.
* En las etiquetas de la derecha "Termas" podéis consultar otra de las grandes aportaciones romanas al sistema de aguas de las ciudades.
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